diumenge, 12 d’octubre del 2008

Reedició XI: NO UNA NOCHE CUALQUIERA, SINÓ OTRA


Era una noche de piedras plateadas y rayas sin pintar,
en tu cielo vi una nébula que subía y bajaba sin parar,
formando a su paso destellos y sombras que deseaban expirar,
al final de tus rizos, de esos toboganes que fluían en espiral.

El tiempo se volvió añejo y senil de tanto esperar,
saltamos del presente al pasado y aún muchísimo más,
conocimos lugares y fenómenos que no se pueden explicar,
descubriendo que el nirvana no se sirve en copas de cristal.

Era una noche de terrestres pisando suavemente el suelo lunar,
en tu cielo las nubes descargaban ciertas drogas sin adulterar,
me cogiste de la mano tan fuerte que ni pude rechistar,
y nos pasamos toda la velada saltando de manjar en manjar.