dissabte, 11 d’octubre del 2008

Reedició V: Cap.1 -HOJAS SECAS-


Cap.1 -HOJAS SECAS-

Aquella mañana se levantó de la cama sin sentir que iba a ser un día especial, ni sintiéndose más feliz o más optimista de lo habitual, ni con un sol radiante y una temperatura exquisita, ni con la mirada firme y resuelta, ni con el convencimiento de que un gran cambio se avecinaría. Ni siquiera con un temor premonitorio, ni con un estado enfermizo, ni con el pie izquierdo, ni con un día nublado y lluvioso, ni con su equipo del alma en descenso, ni con cero "sms" contestados.

Había estado durmiendo en la cama, arropadita. Los pies helados, eso sí. Había despertado progresivamente. Primero, durmiendo profundamente, con el tiempo corriendo a su ritmo habitual y la mente aún sin cuerpo, sin poder proyectar su sombra en el inconsciente. Segundo con un sueño aparcado en batería sustituyendo su realidad. Tercero con el sueño empezando a sustentarse sobre una liviana cuerda de funambulista para no precipitarse sobre la realidad. Por último, habiéndose despertado de un empujoncito imperceptible (como el que condenó a Fry a vivir en el futuro) sin apenas recordar ese sueño en que aquel chico de su clase, en el colegio, del que nunca había dejado de estar enamorada, estaba liado con ella.

El despertador no había sonado. Categóricamente se despertaba antes que eso ocurriera, hecho que le solía producir un grave malestar. No miraba el reloj e intentaba volverse a dormir. Pero era angustioso saber que de un momento a otro la alarma podía sonar. Al cabo de un rato miraba con desespero la hora, que rigurosamente marcaba menos cinco. Era uno de sus castigos diarios.

Salió a la calle y fue como el frío cuando se sentaba en el váter inmediatamente después de tirar de la cadena; una ráfaga de aire helado le abofeteaba la cara. Se subió la cremallera de la sudadera hasta la nariz y empezó a caminar. Tenía los pies helados y la nariz enrojecida.

A medio día toda la descompensación en su cuerpo-alma se había esfumado. El viaje de Chichiro había sido olvidado y la temperatura corporal hacía muchas horas que era de 37º y constante. Su dosis de “soma” seguían haciendo efecto. A falta de codeina, vicodine o mescalina, la marihuana tenía la mitad de la palabra en "su mundo feliz".

La otra mitad de la palabra se había escrito a media mañana en el vestuario femenino del Pavellón Sur de la facultad. Un instante de pánico estuvo a punto de arruinar "su mundo feliz". Él le estaba peinando, como el rastrillo las hojas secas, el vello púbico. La focalización de sus pensamientos en la eterna alopecia de sus peludos bajos casi sumió aquella situación en un corte de rollo considerable. Él le había preguntado que qué ocurría, y ella, con el pánico evaporándose en su respiración entrecortada, repitiendo patéticamente que nada, nada, nada... Al final uno de esos polvos que brillan más por el riesgo de acabar en el recogedor que por su duración. Para bien, había dejado en ella una sonrisa idiota, de demente, que le iba como anillo al dedo.



Pavement - Summer babe (winter version)